
Cusco era la última parada, la más larga, una de las más esperadas de nuestro viaje a Perú y no decepcionó. No sin tener que pasar imprevistos y casi tener que renunciar al Machu Picchu. Por suerte todo acabó bien y podemos contarlo entre el post de hoy y el de la semana que viene.
Cusco son de esas ciudades de las que has oído hablar durante toda la vida, tanto de la ciudad como de su cercana maravilla: el gran Machu Picchu. A Machu Picchu le dedicaremos un post en solitario, por lo que aquí solo hablaremos de Cusco, 7 Colores y el Valle Sagrado. Pero siguiendo el guion de la serie: Perú en 3 semanas, toca recuperar el diario del viaje y contar como fue esta última etapa. Así que, sin más dilación, empecemos.
Como comentamos en el anterior post, Lago Titicaca y Puno, nos encontrábamos en Puno para salir después de cenar dirección Cusco, de nuevo con PeruHop. Éramos la última parada en la ciudad antes de partir hacia Cusco y tras discutir con algún pasajero que quería quedarse 2 asientos para el gran trayecto, conseguimos sentarnos los dos hermanos juntos. Nos acomodamos e intentamos dormir.

Sin duda, de los peores transfers hasta la fecha. Sin ser ningún drama, faltaba algo de higiene entre los pasajeros y el camino no era estable, hecho que no te dejaba dormir un rato largo de seguido. Pero bueno, acabamos llegando muy pronto a Cusco, ducha, reorganización de la ropa tal y como llegamos a Milhouse Hostel Cusco y organización de los días durante el desayuno. Acabamos deduciendo que, al venir desde Puno que está más elevado que Cusco, nos interesaba hacer la excursión con más altura lo antes posible. Por ello, tras tener la organización clara y con la barriga llena, salimos a la ciudad a realizar diferentes gestiones.
Empezamos yendo a una sede de Find Local Trips, para reservar la excursión a 7 colores del próximo día. Luego fuimos a reservar la excursión a Valle Sagrado para el día después de 7 colores. Antes de llegar a las 13h al Hostal, donde teníamos reservados un “walking tour” gratuito, vamos a buscar unas camisetas de PeruHop y tomamos un buen tentempié.
Hacemos el tour, con otros huéspedes del Milhouse Hostel Cusco y con guías del propio Hostal, nos enseñan buena parte del centro, el mercado, la plaza de armas, un lugar con alpacas y una tienda de souvenirs muy barata. Al llegar al Milhouse Hostel Cusco , nos enseñaron a preparar el Pisco Sour y luego hicimos un concurso con dos de los participantes en el tour. Tras acabarlo todo, fuimos a buscar nuestra ropa limpia, fuimos a buscar souvenirs a la tienda del tour, compramos snacks y víveres varios para la excursión a 7 colores. Cena en el Hostal, bolsas preparadas y a dormir pronto, mañana sobre las 3 nos pasan a buscar.
Medio dormidos nos encontramos en la recepción y nos pasan a buscar. Tras una hora y media de furgoneta, paramos en un pequeño local y desayunamos lo de siempre (pan, revoltillo, mantequilla y te). Se nota que estamos arriba, que hace frío y que tenemos cierto respeto a este Trek, por todo lo leído y hablado con diferentes testimonios. Al acabar, hora y media más de trayecto, llegamos al parking, últimos pasos preparatorios y empezamos a caminar.
Al empezar a caminar se empiezan a ir los fantasmas. Parece ser que el planing organizado por mi hermana para ir ganando altura poco a poco ha funcionados. Se nota fatiga, más de lo normal por el ejercicio realizado, pero ni dolores de cabeza, ni mareos, ni barriga, ni vómitos, todo perfecto. La guía nos deja ir tirando, llegamos de los primeros y nos podemos hacer las fotos de rigor con la montaña de 7 colores atrás.
Tras esperar a todo el grupo, la guía nos ofrece ir al Valle Rojo que se encuentra a 20 min. Solo otra pareja nos acompaña, el resto empieza a bajar. Brutal Valle Rojo, sesión de fotos y empezamos a bajar. Al llegar abajo y reunirnos con el resto del grupo, toca otro rato de furgoneta para volver al local donde desayunamos, esta vez para almorzar. Sopa de Quinoa y buffet libre de segundo para reponer fuerzas antes de seguir dirección Cusco.
Una vez llegados a Cusco, no disponemos de mucho tiempo ya que mañana volvemos a tener excursión y nos vuelven a pasar a buscar prontito. Por lo tanto, dedicamos el resto del día a callejear el centro de la ciudad, hacer una cervecita en el Milhouse Hostel Cusco y poco más. Toca descansar, mañana Valle Sagrado.
De nuevo en pie muy pronto, 6.30, nos subimos a la furgoneta y ya nos avisan de que iremos a golpe de pito: hay muchos lugares a los que ir y si nos entretenemos, no dará para todo. Además, llueve, por lo que parece que el día será bastante largo.
Primera parada: Chinchero, un lugar conocido en el mundo entero por sus telas. Nos enseñan su plaza de armas y su templo inca convertido en iglesia por los españoles, también como preparan los tejidos, como los lavan y como los tiñen. Después tocará hacer ruta por sus paradas textiles.
Segunda parada Moray, un lugar donde se visualiza la capacidad Inca de innovar. Es impresionante el trabajo de investigación y desarrollo de estos poblados realizados en las diferentes terrazas, con el poco potencial de máquinas de las que disponían. Sin duda un lugar que me dejó bastante perplejo. Antes de parar para comer pasamos por Maras, un lugar donde se encuentran unas impresionantes salinas, piscinas que se rellenan con agua salada de manantial y, al evaporarse el agua, queda la sal y se vende a cantidades industriales. Debo confesar que algo de sal compramos y la trajimos para cocinar. Paramos a comer en un buffet libre, donde era mejor el entorno del restaurante que la comida, pero nos sirve para recargar fuerzas para la segunda parte del día.
La segunda parte del día empezaba con la visita a Ollantaytambo. Si veníamos fascinados de Moray y Maras, lo que nos encontramos en Ollantaytambo nos dejó anonadados. Tanto el conjunto arqueológico como el Templo del Sol, son lugares que demuestran la importancia del pueblo inca. Todo el conjunto, en ese territorio, lo estudiado que estaba cada lugar, la perfección en sus obras, a esas alturas al nivel del mar y un sinfín de detalles imposibles de explicar en palabras, hace de la visita a Ollantaytambo una de mis preferidas en cuanto a todo lo que envuelve la cultura inca.
Tras acabar con Ollantaytambo y de cara a la última visita del día, visitamos Pisac y sus ruinas, otra visita que me dejó boquiabierto. Tienen el cementerio inca más grande conocido, como no podía ser de otra manera, con tumbas profanadas por los españoles. Además, también disponían de terrazas, baños ceremoniales y residencias. Otra estructura inmensa y compleja, en una montaña, con sus conocimientos, sin maquinaria y a tanta altura. Lo dicho, simplemente impresionante. Antes de volver a Cusco pasamos por un taller de plata, donde también compramos algunos souvenirs tras explicarnos como trabajan los diferentes materiales.Y deberíamos seguir contando nuestra visita a Machu Picchu, pero entre lo mucho que se ha alargado este post y lo mucho que se complicó nuestra visita a Machu Picchu, mejor lo dejamos para el miércoles de la semana que viene. Dejaremos el viaje volviendo a Cusco para salir a Ollantaytambo al día siguiente, de donde sale nuestro tren hacia Aguas Calientes. Ese era el plan, un parón de 48h en el transporte nos modificará un poco el mismo.