
Islas Cíes, ese pequeño paraíso que podemos encontrar en la entrada de la ría de Vigo es una de las paradas más bonitas del viaje a Galicia de Semana Santa.
Islas Cíes, ya me dejaron enamorado cuando las visité en 4º de la ESO, cuando las visité en plena crisis del Prestige. De hecho, llegamos a recoger algunos restos con nuestras botellas de agua y se nos fundió el plástico de estas. Quizás por ese detalle, se me quedó muy grabada la idea de volver a ese rinconcito y poderlo ver en su máximo esplendor.
Como ya os comenté en el post: Viajar en Semana Santa, Galicia y algo más, había algunos destinos en los que ampliaría la información ya sea por ser más extensa o porqué considere que es necesaria para que la experiencia sea satisfactoria. En este caso, hay algunos consejos sobre cómo llegar y detalles de los diferentes lugares que se pueden encontrar en la isla, que considero importante traeros en el post de hoy.
Autorización, billetes y barco:
Las personas que pueden acudir a las Islas Cíes están limitadas y por ello se debe pedir una autorización. Para ello, os dejo aquí el enlace a la web de la Xunta donde poder solicitarlo. Dependiendo de la época del año, se puede pedir con más o menos antelación y según el color del que esté pintado el día, quedarán o no, plazas disponibles.
Una vez se tenga dicha autorización, ya se podrá reservar el billete del barco que te llevará hasta allí. Se puede salir de varios sitios, siendo Vigo y Cangas los más típicos. Yo salí de Vigo y será de donde os podré dar algún consejo al respecto.
Una vez ya se tiene la autorización y la reserva del billete, el mismo día se debe ir al puerto y hacer la reserva efectiva. Pese a haber pagado el billete online, no se tiene el billete real hasta que no vayas a validarlo al mismo puerto, por ello os invito ir una horita antes y tomar una café mientras acabáis de solucionar el tema del billete.
Que ver:
Las dos islas juntas no son muy grandes, excluyendo San Martiño, además están protegidas y tienen bastante limitado los lugares por los que se puede ir, por lo tanto, las cosas que ver están bastantes marcadas. Nosotros fuimos un día y pese a estar tocado de la rodilla, pudimos ir de punta a punta y por ello os puedo hacer un pequeño resumen de lo visto y experimentado.
Una parada obligatoria es la visita al Faro de Cíes, no solo porqué se ve prácticamente todo el archipiélago, que también, sino porqué es el punto más característico del archipiélago. Una ruta que no llega a 4 km y que se hace en una horita, la ruta más larga desde el punto donde llegan los barcos.
Tras el Faro de Cíes, miramos con los dientes largos el Faro de Porta, cercano a la misma zona, pero a una altura mucho menos menor, pero por como tenía la rodilla como tenía, no podíamos aumentar en 40 minutos esa caminata, tocaba volver y comer tranquilamente.
Tras la comida, fuimos al puente que une las dos islas, ya que al cruzar esa mañana avisaba que a partir de las 15h subía la marea y pasamos un ratito entretenido reposando la comida mientras veíamos a la gente cruzar con riesgo de que una ola les mojara un poquito la cara.
Volvimos al puerto para ver si podíamos volver con el barco anterior al nuestro, pero no hubo suerte y decidimos ir al faro de la otra punta, al Faro do Peito. Y la verdad que, sin más, me gustó un mirador que había a mitad del recorrido de 2,4 km.
Camping, ¿sí o no?:
Una de las dudas que teníamos desde el principio era si hacía falta quedarnos una noche o no en el camping de las Cíes. Como tampoco hay excursiones que se extiendan tanto en el tiempo como para que no dé tiempo a verlo en un día, pensamos que no hacía falta. Pero no solo de tiempo se vive y visto lo visto, quizás sí que me hubiera quedado una noche, os explico.
Si algo no me gustó de las Islas Cíes, sobre todo cuando nos adelantamos al resto en busca del primer faro, parecía las Ramblas de Barcelona . Mucha gente subiendo, mucha gente arriba del Faro y mucha gente bajando. Obviamente no pido estar solo, claro está, pero la opción de quedarse a dormir en la isla te da la opción de vivir la isla vacía o no tan llena.
Ver tanto la salida del sol como la puesta, solo te lo deja ver si duermes en la isla. Hacer una excursión con frontal hasta el Faro y estar solo en él, puede ser precioso. Y ya no quiero pensar en el cielo que se puede ver desde las mismas islas, con tan poca contaminación lumínica puede ser una pasada.
Por lo tanto, a la pregunta camping si o camping no, la respuesta es sí. Si vamos al razonamiento práctico de ver cosas y el tiempo a dedicar, no haría falta. Pero si hablamos de experiencias, no hay comparación.
Y hasta aquí este post sobre las Islas Cíes, la primera de las tres experiencias que os conté que explicaría con más detalle. Las siguientes serán la visita para observar lobos en la Sierra de la Culebra y los destinos que más nos gustaron de la Ría d’ Arousa, de la que volvimos enamorados.
Por qué será que todos los que vais a Galicia volvéis enamorados? Quizás sea por qué tiene muchos espacios naturales que protege con recelo, como las islas por ejemplo, excepcional post, gracias
Será por ello. La verdad que no venía desde hace 15 años, en época de chapapote y me quedé con ganas de volver. Volví y no defraudó, tocará repetir.