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3 Nacions, la marcha cicloturista celebrada el pasado 12 de junio, fue mi primera marcha cicloturista de las muchas que espero que me queden por delante.
La 3 Nacions es una marcha cicloturista que tiene más de 40 ediciones, con salida y llegada en Puigcerdà y paso por tres países diferentes como son España, Andorra y Francia. Realmente no recuerdo cual fue mi motivo para elegir esta marcha como mi primera, pero vista la experiencia que os quiero compartir en el post de hoy, creo que la elección fue correcta.
Ya os comenté en el post 2019: mi año ciclista, que tras una lesión en la rodilla practicando fútbol, deje el deporte del balón por el del pedal. En 2019 me compré una bici de montaña, que fue la culpable de meterme el gusanillo dentro y ya en junio del año pasado me compré la de carretera, donde el gusanillo hizo un salto exponencial. Con la de montaña ya había participado en una marcha solidaria en el circuito de Montmeló y tras ella, ya empecé a mirar alguna donde participar.
Con la pandemia la cosa se complicaba, si aún no había hecho ninguna, no quería que mi primera marcha cicloturista fuera con muchísimas restricciones, dudas de si se podría acabar anulando y no disfrutar de una experiencia completa. En navidad y lleno de optimismo, acordamos con un amigo participar en la 3 Nacions.
A partir de ahí empecé a planificar los entrenos, sin tener mucha idea e informándome en diferentes webs de gente que sabe, así que de eso no os voy a hablar mucho, me centraré sobre todo en la 3 Nacions y como viví ese día.
Así que si nos trasladamos al 11 de junio, el día anterior a la marcha, quedé con mi amigo y compañero de salidas. Con mi pareja y Woody, lo pasamos a buscar por Barcelona , cargamos todo y nos dirigimos a nuestro Airbnb en Bourg-Madame. Llegamos, nos instalamos, hicimos las compras necesarias para el fin de semana y nos fuimos a buscar el dorsal a la salida de la 3 Nacions, donde empezaron los nervios. Colas, verse con todos los participantes, el embajador Hermida grabando vídeos de promoción, los stands de patrocinadores o la misma salida que nos esperaba para el día siguiente.
Luego volvimos a casa, con ese ligero cosquilleo en la barriga y pensando en que será mejor cenar o si irá bien lo planificado. Cena, preparación de la bici, complementos, ropa y suplementos y prontito a dormir, ya que tocaba madrugar para la 3 Nacions.
El día D me levanté sin problema, pero con algún que otro sueño raro relacionado con la marcha, que al compartirlo con Joan y comprobar que a él también le había pasado, me tranquilizó. Desayunamos de manera contundente como nunca había hecho antes de salir en bici, nos vestimos, cargamos todos los bártulos, nos subimos a la bici y nos encaramos a la salida.
En la rotonda previa quedamos con otros dos amigos, vimos como subía la última rampa al polideportivo y nos pusimos en la cola para la salida. Por delante, 140km y 2400m de desnivel llenos de risas, sorpresas, esfuerzo y mucho esfuerzo.
Salimos y como podéis ver en el perfil, los primeros 50 km eran en bajada. Primera vez rodando en pelotón, a primera hora de la mañana, con el suelo algo mojado de la humedad y algunos tramos de niebla. Momento de disfrutar de los beneficios de rodar en pelotón, siempre atento de que en alguna bajada mis compañeros no se fueran por delante ya que al ser algo cagón en estas bajadas en mojado y rodeado de gente, alguna vez estuve a punto de cortarme. Y parece una tontearía, ya que es una marcha cicloturista y no importa, pero el hecho de quedarte enganchado en un grupo que no quiere ir al mismo ritmo que tu tienes pensado, te puede lastrar un poco.
Una vez llegamos a la Seu d’Urgell, empieza otra carrera hasta el Port d’Envalira, 47km de subida con 1700m de desnivel, que realicé en 3 horas y media, contando los avituallamientos. Desde el primer momento de subida empezamos a comer, poquito a poco y sabiendo que venían avituallamientos, pero sin parar de comer y beber.
Como ya habíamos pactado entre nosotros, al ser cuatro personas con diferentes niveles de entreno y con ganas de probarnos en un puerto así, decidimos que durante los dos primeros avituallamientos iríamos juntos y una vez allí cada uno iría a su ritmo. Uno de los cuatro, al salir del segundo avituallamiento tiró bastante más y nos quedamos tres. A falta de 15 km de coronar Envalira, otro dijo que él bajaba el ritmo ya que se veía justo y yo, 5 km después hice lo mismo y me quedé solo. Recuerdo levantarme para descansar el culo y notar pinchazos en el cuádriceps que me hicieron tomar esa decisión. Ahí empezó la tercera parte de la carrera.
Empecé a darle vueltas al tarro, a tomar algún gel y barrita, a llevar un pedaleo más tranquilo para poder oxigenar las piernas de cara a los kilómetros que quedaban de subida. Poco a poco los calambres fueron desapareciendo, me empecé a sentir mejor, cada vez quedaban menos quilómetros para llegar a la cumbre, se pudo subir el ritmo y el ir avanzando a los demás también ayudó a recuperar sensaciones hasta acabar coronando bastante cómodo. Arriba me encontré con los otros dos que habían hecho camino y tras recargar pilas, descansar el culo y la foto de rigor en la cima, empezamos a bajar.
Como ya os he dicho, soy muy malo bajando, bueno ahora he mejorado algo pero en ese momento era mucho más malo. Es por ello que bajando no me duraron nada y se fueron, por lo que bajé mientras algunos ciclistas me iban pasando, luego conseguí quedarme con unos cuantos hasta volver a subir Col du Puymorens donde me quedé solo otra vez, algunos me dejaron a mi y a otros los dejé yo, pero coroné solo y baje solo, me comí un buen tramo de llano en solitario pero los últimos 5km antes de la subida final, los pude compartir relevando con cuatro más.
Último kilómetro y medio al 4% donde exprimirse lo poco que quedaba y entrada por el mismo arco por el que habíamos salido a primera hora de la mañana. Una vez cruzada la meta, momento de recoger medalla, alimentarse y empezar a comentar la jugada con el resto de compañeros, compartiendo experiencias y sensaciones. Por cierto, os dejo aquí la actividad de ese día en Strava.
La verdad es que para ser la primera marcha cicloturista en la participaba, con ese perfil y longitud, llegar a estar por encima de los 2000 metros y ser la primera vez que rodaba con más gente, la disfruté muchísimo. Realmente pensaba que iba a sufrir bastante más, pero no fue así, me encantó la experiencia, los paisajes de alta montaña que pude disfrutar, el compadreo entre los participantes, el rodar juntos y hasta el momento de sufrir los calambres, recuperar el cuerpo y poder apretar al final.
Es por ello que sin duda, en 2022 me voy a plantear un buen calendario de marchas. Quiero mirarme bien todo el calendario, diferentes perfiles y en diferentes lugares, para poner planificar con antelación tanto los viajes como los entrenos. Es por ello que si estás en la duda de si apuntarte o no a una marcha, sin duda te recomiendo que sí, que lo hagas. Obviamente conociendo tus limitaciones y planificando bien los entrenos, pero sin duda una experiencia brutal y 100% recomendable.
